Alimentación viva y Yoga

Desde que nacemos, nuestra nutrición se basa en los alimentos llamados “vivos”. De bebés, el pecho de nuestra madre nos provee de todo lo que necesitamos para crecer, incluso a nivel afectivo. Y luego, a medida que crecemos, la Madre Naturaleza, creadora y dadora de vida, ocupa su lugar, proveyéndonos de su fuerza vital través de los alimentos. Pero depende de nosotros saber reconocerlos e incorporarlos.

En este sentido, y de acuerdo a Gabriel Cousent: “La cualidad vibratoria de los alimentos que elegimos, tienen influencia en nuestro campo sutil, y actúan a la vez en nuestro cuerpo más denso. Por eso es importante seleccionar productos que mantengan intactas las características vitales”.

¿En qué consiste la alimentación viva?

La alimentación viva o Raw Food no es una dieta. Se trata más bien de un estilo de vida en el que las personas toman conciencia de su forma de comer a nivel físico, mental, espiritual y ambiental; aprovechan al máximo los nutrientes y la energía vital de los alimentos tal cual los ofrece la naturaleza, por lo cual conservan todas sus enzimas y nutren verdaderamente.

¿Qué son las enzimas?

Las enzimas son las células catalizadoras de los nutrientes de los alimentos que ayudan a que el cuerpo los absorba de la mejor manera en el proceso de la digestión, por eso son conocidas también como la fuerza de vida de los alimentos; son su energía vital.

Cuando los alimentos pasan por un proceso de cocción de más de 45°C, el nivel de enzimas que contienen disminuye significativamente, lo que ocasiona que pierdan sus nutrientes esenciales y que, por el contrario, se vuelvan tóxicos, por lo cual al consumirlos estaremos intoxicándonos inconscientemente.

Según el doctor Edmond Bordeaux Székely (cofundador con Romain Roland de la Sociedad Biogenética Internacional), los alimentos pueden clasificarse en cuatro categorías en función de la vitalidad que aportan, su digestabilidad y su contribución a la buena salud:

Biogénicos

Tienen la habilidad de elevar la fuerza vital humana, además nos ayudan a revertir el proceso de envejecimiento. Son alimentos crudos, recién colectados, altos en enzimas, proteínas predigeridas, minerales y vitaminas. Ejemplo: brotes, semillas activadas, fermentos, pasto de trigo, y pasto de otros cereales, como avena, cebada, centeno.

Bioactivos

Son alimentos capaces de sostener y mejorar la fuerza vital ya saludable. Incluyen a las frutas frescas y crudas, y las verduras crudas. Debido a que no son tan jóvenes y vitales tienen un poco menos de fuerza vital, y enzimas; pero aún así son beneficiosas para nuestro sistema.

Biostáticos

Incluyen los alimentos orgánicos frescos que han sido cocinados. Éstos son sostenedores de la vida a corto plazo, pero gradualmente agotadores de la fuerza vital a largo plazo.

Biocídicos

Son alimentos destructores de la fuerza vital, interrumpen y agotan nuestro campo energético sutil. Son alimentos comerciales, altamente procesados, llenos de aditivos, conservantes, pesticidas, herbicidas, hormonas, cocinados en microondas, irradiados o modificado genéticamente. Incluyen a los alimentos llamados “chatarra” y a todas las carnes, ya que éstas se pudren rápidamente.

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El Dr. Székely sostiene que para mantener un buen estado de salud, las raciones diarias deberían componerse de: un 25% de alimentos biogénicos, un 50% de alimentos bioactivos y un 25% de alimentos biostáticos, excluyendo por completo todos los productos biocídicos.

¿Qué beneficios aporta la alimentación viva?

Una nutrición adecuada, sostenida en el tiempo con alimentos vivos nos conduce a una regeneración celular, equilibra nuestro sistema inmunológico, y hace que nuestro ambiente interno se vuelva alcalino. Recibimos naturalmente aporte de: enzimas, vitaminas, minerales,aminoácidos y oxígeno.

Reestablecemos y mantenemos nuestra microflora intestinal en su equilibrio adecuado.

Por otra parte, el cuerpo recupera su función natural de eliminar toxinas intracelulares y extracelulares, optimizando la absorción de nutrientes. El cuerpo restablece su mecanismo de defensa ante elementos contaminantes y se inhibe la reproducción de parásitos naturalmente.

Todos estos son beneficios muy importantes para una salud integral, porque no se trata sólo de curar o tratar las enfermedades del cuerpo, sino de comprender que muchas de ellas tienen su origen en nuestras emociones y estados de ánimo, por eso es tan importante cuidar muy bien nuestra salud mental y espiritual, ya que esto permitirá mejorar la salud física más fácilmente.

El Yoga como parte del proceso de depuración (detox)

El alimento puede convertirse en nuestra medicina porque sin dudas somos lo que comemos. También es cierto que somos lo que pensamos, lo que sentimos y lo que actuamos.

Sin embargo hoy padecemos un estado interno de tóxico desencuentro: pensamos de una manera, sentimos de otra y terminamos accionando de una tercer forma. Esto también nos enferma y agota.

La filosofía del Yoga nos ofrece la posibilidad de transitar un camino hacia el encuentro con nuestra integridad. Desde el cuerpo, nos ayuda a depurar tensiones y aliviar el dolor físico, proponiéndonos la experiencia de la Asana como forma de trabajo consciente y como herramienta de autoconocimiento.

En el plano mental, nos propone técnicas de observación de nuestros pensamientos como parte del proceso de purificación. Por último, a partir de eso, nos introduce en nuestro mundo emocional y espiritual de la mano de la meditación.

Es esta experiencia de silencio y escucha interna la que nos devuelve la calma necesaria para que pensar, sentir y actuar sean distintas formas de expresar lo mismo, lo único verdadero: nuestra propia esencia.