Método de pasos para cambiar de raíz los hábitos que no nos hacen bien

Todas nuestras acciones, incluso las que juzgaríamos rápidamente como “malas”, tienen o tuvieron de trasfondo una intención positiva relacionada con nuestra preservación y bienestar.

Si esto te parece una locura, te invito a seguir leyendo…

Somos todos seres únicos con procesos particulares. Sin embargo hay algunas cosas que compartimos absolutamente todos los humanos: queremos disfrutar de la vida, sentirnos bien y conectados a los demás y que nuestra existencia tenga un sentido.

Pero cuando intentamos ir en esa dirección, muchas veces acabamos recurriendo a hábitos que nos empujan hacia atrás y nos impiden lograr aquella forma expansiva de vivir.

¿Cómo puedo reemplazar de raíz los patrones que ya no me hacen bien?

Y, ¿cómo es que aún sabiendo que algo no nos beneficia – o hasta puede destruirnos – lo seguimos repitiendo a veces durante años o incluso, toda una vida?

En la necesidad de entender esta gran incoherencia humana que me atraviesa a mí y a todas las personas que conozco, llegué al Yoga, al Ayuno, al Higienismo, a investigar sobre Neurociencia y a trabajar con Programación Neurolingüística y Biodecodificación para generar estrategias de cambio a largo plazo.

Terminé así reuniendo en un método todas las herramientas que me habían funcionado y empecé a aplicarlo en mi vida cotidiana con un resultado inesperado.

Pero antes de compartirte esta práctica, creo importante que volvamos al principio un momento:

Empecé esta nota diciendo que absolutamente todo lo que hacemos surge de un deseo natural e instintivo por experimentar bienestar y sentirnos a salvo. Es nuestra biología y nunca cambiaremos eso. Todos queremos sentir amor, aceptación, energía, placer, confianza, seguridad, conexión, significancia. Son, de hecho, necesidades básicas para vivir.

Lo que falla muchas veces son las estrategias que elegimos para llegar a ello. Y esto pasa cuando ignoramos las asociaciones con las que la mente inconsciente – a raíz de nuestras experiencias – ha ligado estos estados con determinadas conductas que no siempre nos benefician.

Entonces, así vamos en confusión, con creencias encima como la de “si como ese chocolate voy a ser feliz”, o “si trabajo todo el día voy a tener éxito”; pero también con necesidades básicas insatisfechas, comiendo, comprando, discutiendo, mintiendo, faltándonos el respeto y alejándonos de la vida hermosa que podríamos experimentar.

Todo es mucho más simple de lo que parece: porque no es la conducta lo que debemos cambiar. Lo que realmente necesitamos es empezar a nutrir la necesidad que hay debajo para que el hábito que la paliaba deje, con el tiempo, de ser necesario. Y nuestras necesidades son básicas: aire, agua, descanso, movimiento, alimento real, naturaleza, amor, conexión y sentido de significancia.

Volvamos al ejemplo: si mi mente inconsciente (probablemente desde la infancia y publicidades de consumo mediante) ha relacionado el comer con un estado de bienestar, muy probablemente cada vez que sienta alguna emoción incómoda voy a utilizar ese recurso antes que cualquier otro. ¿Qué pasaría si en lugar de castigarme o restringirme, en el momento en que siento esa emoción me abro espacio para encontrarme con una amiga y pedirle un abrazo?

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Método de pasos para cambiar hábitos

Lo que voy a compartirte a continuación es un Método de pasos para cambiar hábitos; el resultado -en constante revisión- de años de búsqueda, experimentación y casos de éxito. Y empieza así:

Reconocimiento

El primer paso del método de pasos es tomar conciencia de qué es lo que nos está quitando energía, aquella conducta con la que ya no estamos en coherencia, que sabemos que nos hace mal y queremos soltar.

Aceptación

En este punto del método de pasos nos vamos a enfocar en ver cuál es la necesidad (aunque puede ser más de una) que inconscientemente estamos buscando cubrir con esta conducta. Al hacerlo, podemos ver también cuáles son las razones inconscientes que me llevan a buscar tal o cual estado a través de ese comportamiento. En general, esto lo encontramos yendo un poco hacia atrás, a nuestros primeros años de crianza.

Un ejercicio que puede ayudarnos es escribir todas las palabras o frases sueltas que relacionemos al pensar en este hábito que queremos cambiar.

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Reemplazo

Ahora es momento de reformular la estrategia teniendo presente la necesidad que quiero cubrir. Y una clave en este punto es no caer en la prohibición o represión de nada. Cuando hablamos de cambiar hábitos a largo plazo, siempre sumar es más efectivo que restar.

Otro ejercicio que puede aportarnos claridad es escribir todos los beneficios y resultados deseados que traería a nuestra vida el soltar definitivamente ese hábito. Por ejemplo: “Si comiera escuchando a mi cuerpo tendría más energía, me sentiría mejor conmigo mismo, podría dedicarme más enteramente a mis proyectos, disfrutaría más el compartir con otras personas, etc”.

Recursos

Es indispensable que al llegar a este punto del método de pasos empecemos a generar herramientas y entornos favorables a nuestra nueva decisión. Prevenir los posibles obstáculos, esos disparadores que reactivan la conducta que estamos soltando, para generar un entorno inspirador y facilitador de nuestras nuevas conductas. Desde tener en casa sólo aquellas cosas que quiero comer hasta poner las zapatillas al lado de la puerta para salir a correr al día siguiente.

Repetición

El arte de todo éxito. Para lograrlo, sirve mucho por ejemplo asociar el nuevo hábito con algún otro ya establecido en nuestra rutina. Por ejemplo: después de cepillarme los dientes, hago 50 abdominales.

Celebración

El último paso de este método de pasos y muy importante, ya que es el refuerzo positivo o “recompensa” que fija el aprendizaje en nuestro cerebro. Un simple “qué bien lo estás haciendo”, puede ser una gran diferencia en este proceso de cambios tan profundos.

Te invito a elegir un hábito que necesites cambiar y probar este método a ver qué pasa. No esperes cambios instantáneos, sino sólidos y progresivos. Quizás tome algo más de tiempo pero te aseguro que cuando volvemos a la raíz donde todo se originó, a ver, a reconocer y a nutrir la real necesidad, todo empieza a cambiar de una vez y para siempre…