Christine nació en Nueva York y creció entre Estados Unidos y España, donde vive actualmente. Con un Máster en Educación, trabajó en escuelas públicas y privadas, y comenzó a indagar en las pedagogías y metodologías de enseñanza alternativas. Se formó y trabajó en escuelas Montessori y Waldorf (Rudolph Steiner). Se inició en Hatha Yoga estilo Iyengar/Kripalu en EEUU, y luego conoció Anusara Yoga. Hoy enseña una nueva alineación postural dinámica creada por Desi Springer y John Friend: el Bowspring.
Gracias a ese recorrido empezó a dar clase de yoga en las escuelas, y a formar maestros por pedido de sus propios compañeros. Hoy es profesora, guía, pedagoga y creadora de la formación para maestros de Yoga por, para y con Niños, OM Shree OM, escuela registrada en el Yoga Alliance. Además, organiza anualmente el Festival Om Shree Om, que ofrece yoga y actividades para toda la familia.
Recientemente estuvo en Argentina, donde sigue enseñando y aprendiendo junto a padres, maestros, niños y niñas. Desde Relajemos.com conversamos con ella, y aquí les compartimos sus palabras y reflexiones.
Christine, ¿fue el trabajo en las aulas el que te llevó al yoga, o el yoga el que te llevó a las aulas?
Fue el trabajo en las aulas. Era maestra de niños de 7 y 8 años; y la verdad que era muy estresante: la cantidad de niños, la responsabilidad, el sistema en sí, las exigencias… Y pues pensé: ¡yoga! Encontré inmediatamente los beneficios en mi cuerpo, en mi corazón, en mi mente. Y dije: esto es para los niños, ¿qué estoy dándoles? Esto es una buena educación. Pensé: en momentos de dificultades en clase, peleas entre amigas, por ejemplo, si tuvieran esas herramientas no las tendrían, ¿no? Y entonces empecé a practicar con ellos.
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¿Cuáles son las posibilidades que abre el yoga en un contexto como la escuela?
El yoga es, de por sí, una manera de autoreflexionar. Entonces cuando lo llevas al aula para el maestro y él empieza a verse, a entenderse y cuestionarse, eso ya es un gran paso hacia la creación de un nuevo paradigma educativo.
A nivel “terapéutico”, el yoga abre muchas cosas en la escuela, en cómo tratar y ayudar a los niños que sufren algún trauma, por ejemplo.
Las maestras generalmente no tienen todos los recursos necesarios para tratar con niños que necesitan ayuda. Entonces muchas veces esos niños que tienen necesidades profundas, emocionales, empiezan a reaccionar de forma inadecuada en una clase, molestando a los demás, por ejemplo.
Frente a eso tendríamos que darles otra respuesta y creo que el yoga funciona ahí como la oficina de una enfermera. Si alguien viene y está con el corazón roto, tendríamos que actuar como si tuviera catarro. Debería tener un espacio donde pueda, como dice María Montessori, “autoregularizarse”, volver a su homeostasis físico, espiritual y emocional y ahí sí estar abierto a recibir una enseñanza productiva en un aula.
¿El yoga también se puede trabajar con padres y maestros en la escuela?
Indudablemente. De hecho, nunca doy un clase en una escuela sin hacer que el maestro esté presente, porque pueden aprender una forma de trabajar con los niños menos directiva, más amorosa, empática, menos dirigida.
Y también, aprender a hacer ellos esas cosas que sabemos que activan el sistema parasimpático y relajan; que llevan una energía de 10 a otra de 4 ó 5 donde es posible atender.
Porque muchos maestros, como todo el mundo en la vida, vienen a la escuela tristes, enfadados, malhumorados, súper excitados. El 80% de los profesores tienen problemas de estrés; por eso para mí es un sector que necesita herramientas. Eso tendría que estar en el magisterio, indudablemente. No sólo para enfrentar dificultades con los niños, sino también para soltar, porque muchas veces los maestros corremos, de un aula para otra, o de un grupo para el otro, es muy estresante.
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El yoga para niños, entonces, tiene para mí 4 pilares. El primero es el que le enseñamos a los niños; el segundo es el yoga para los docentes (que están con ellos muchas veces más que los padres); el tercero es para los padres porque todo padre se estresa tanto como un maestro; y el cuarto es para el grupo de personas que en la sociedad va a estar en contacto con niños, por ejemplo, monitores de escuela, bibliotecarias, enfermeros, médicos… El yoga para niños incluye llegar a todo el mundo que va a trabajar y tener algún contacto con ellos.
¿Cómo nació y en qué consiste el método de enseñanza OM Shree OM? ¿Se basa en alguna disciplina del yoga en específico?
OM Shree OM nació por petición de profesores que veían cómo estaba trabajando con los niños y me decían que querían saber lo que estaba haciendo, porque en ese momento no había realmente yoga para niños en las aulas. Donde yo vivía, en Nueva York, era de las únicas experimentando. Entonces por pedido de ellos creé una pequeña formación y les di las herramientas que yo estaba utilizando.
Quiero remarcar que se basa no sólo en una disciplina de yoga sino en una forma pedagógica. Cuando era maestra de escuela tradicional estaba en un sitio muy bueno, pero sabía que tenía que haber más y empecé a buscar información de María Montessori y Rudolf Steiner. No había internet en esa época, entonces iba a centros en Manhattan donde vivía aprendiendo y leyendo.
Me fui abriendo a formas pedagógicas diferentes, más respetuosas, más libres, menos dirigidas. Y eso con el tiempo creció. OM Shree OM está basado en mi experiencia con escuelas de pedagogías no tradicionales.
Para poner un ejemplo concreto de esta forma de trabajar con los niños: para los 4,5 ó 6 años creé algo basado en la pedagogía de María Montessori que trabaja con los rincones. Ella propone que los niños entren a las aulas y vayan libremente a rincones preparados con materiales, que los exploren y elijan. Yo apliqué lo mismo. A veces les doy una clase súper divertida para entrar en su mundo mágico con títeres, con movimiento, juegos y canciones, o un cuento, o puedo hacer rincones con objetos que tienen un porqué, como ser, por ejemplo, el rincón de la relajación. Y los niños, con su imaginación y su creatividad, juegan, aprenden, sienten, tocan.
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Mi escuela está muy dirigida a la alineación de las posturas, porque creo que desde una edad muy temprana los niños están tomando patrones: patrones de cómo caminar, de cómo agacharse, de cómo mover el cuerpo… En las clases de yoga lo que quiero es optimizar el movimiento de todos los sitemas de su cuerpo.
Después de trabajar muchos años como maestra de anusara yoga, tanto de adultos como de niños empecé a sentir que había cosas de esa práctica que no pensaba que eran buenas, como una hacer la pinza (se tiran mucho los músculos isquiotibiales y los gemelos y la parte baja de la zona lumbar se redondea).
Entonces iba quitando posturas clásicas que en verdad pensaba que podía generar hasta daño en los niños. Esto lo iba haciendo poco a poco, y lo iba adaptando. Quité como 5 posturas clásicas, hasta que un día empecé a preguntarme: ¿qué estamos haciendo? Hay otras formas de trabajar el cuerpo de niño e incluso del adulto.
Yo misma, después de muchos años de práctica, empecé a sentir que estaba poniéndome más rígida, que tenía un dolor en mi cadera que no se me quitaba, que mi cuello no estaba libre. Entonces tuve la suerte de que John Friend, de Anusara Yoga, que era mi profesor, cambiara completamente de metodología de yoga.
Ahí aparece la importancia de las fascias, del tejido conjuntivo fascial interno, superficial y externo; esa red de tejidos que cubre todos los órganos y el cuerpo y es la razón por la que estamos de pie (no los huesos como pensábamos antes). Entonces cambié radicalmente el yoga que estaba enseñando tanto a los niños como a los adultos, y empecé a estudiar con él otro método que se llama Bowspring.
Finalmente este año hemos obtenido credenciales con esta nueva metodología de Bowspring para niños y ya el manual está completamente reescrito para hablar de estas formas de mover el cuerpo. Esto es lo que estamos enseñando a los niños y adultos con quienes trabajamos. Es la alineación más terapéutica que he conocido, es yoga en toda su esencia, es simplemente nueva alineación postural que mejoró la forma que estábamos sintiendo el cuerpo y el alma en movimiento. Estamos súper felices.
¿Cuál creés que es el aporte del yoga en la construcción de un paradigma social y educativo diferente?
Creo que es una forma excelente de que los educadores se miren a ellos mismos, sus formas de ser y estar con su alumnado.
Además, el yoga es un lugar donde podemos trabajar la inteligencia emocional de los niños y darles respuestas a cómo cuidarse a ellos mismos y a los demás. El yoga nos enseña que estamos conectados todos, no somos entes solitarios haciendo una vida sola, somos personas que trabajan en equipo, que se necesitan para comer y subsistir, pero también por el lado amoroso, el afecto. Somos sociales, queremos vivir en grupo, en comunidad, en equipo. Entonces, pues el yoga nos lleva a esas conclusiones directamente y a nivel social se empieza a sentir que no sólo soy parte de una familia, grupo o sociedad sino que soy parte de una ecología. Creo que eso puede ayudar a esos cambios culturales y educativos, claro que sí.
¿Es posible llevar el yoga a las escuelas públicas? ¿Alcanza con que sea una actividad extraescolar?
Ya estamos en escuelas públicas y creo no que es posible, sino que es necesario por las cosas que decía antes, por la necesidad que tienen los profes. Y una de las necesidades es, en mi cosmovisión del yoga en los colegios, que la escuela tradicional tiene que cambiar, está equivocada, ya podríamos decir que es anticuada y no sirve para los niños que están creciendo hoy en este mundo tecnológico. El yoga pueda ayudarles en la transición educativa que es tan inminente.
Los maestros les dan nuevas fórmulas de hacer cosas pero están estresados. Pues el yoga puede ayudarlos. Y no es sólo que tranquiliza, da otras opciones, creatividad, abre la mente, los ayuda en su transición hacia nuevas formas pedagógicas.
Y a los niños también los ayuda a transitar formas tradicionales de la educación que ya no son adecuadas para su desarrollo. Les ayuda a aceptar lo que les está pasando como jóvenes y también les abre un mundo emocional. Un niño no aprende sin sentirse equilibrado y en paz emocionalmente.
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Yo creo que en el futuro no habrá colegio que no trabaje la inteligencia emocional de los niños, y sabemos que todo empieza en el cuerpo. Ni los pensamientos empiezan en el cerebro; empiezan por un estímulo perceptivo-sensorial. Entonces un cuerpo en crecimiento tiene que moverse. Estoy hablando de trabajar sus cuerpos para optimizarlos, para quitar el estrés que se queda tonificado en sus músculos y en esa fascia. El cuerpo se tiene que mover y les tenemos que enseñar a moverlo adecuadamente.
Por otro lado creo que no alcanza con que el yoga sea una actividad extraescolar, para nada. Creo que muchas veces son una pérdida de tiempo porque el niño después de tantas horas dirigidas, sentado en una silla, en un aula, en un centro cerrado, muchas veces sin buena luz, lo que necesita más que nada es salir a correr, a dar saltos por el campo, o estar tranquilo en su casa, sin hacer nada. Entonces yo siento firmemente que tiene que ser durante la hora escolar, dentro del aula.
Tampoco lo pondría en el horario de gimnasia porque la gimnasia ofrece otras formas. Si fuera mi escuela tendría horario de yoga y tendríamos también gimnasia física porque son cosas diferentes.
¿Cuáles son los beneficios más concretos del yoga para y con niños que has podido observar a lo largo de tu experiencia?
Como beneficios diría: calma, aprender a autoregularizarse, a regularse, a entender “uy, estoy nerviosa” y puedo hacer algo. Con el yoga los niños aprenden a verse por dentro, a entender sus humores, a calmarse o a darse más chispa cuando están más hacia abajo.
Aprenden también a mover el cuerpo. Yo trabajo en España donde hay más niños obesos por porcentaje que en EEUU. Los niños a los que no les gusta el fútbol se quedan sentados en la hora de gimnasia. En cambio, en el yoga, todo el mundo se mueve, aprenden sobre su cuerpo. Es la mejor forma de aprender anatomía, no en frente de un libro, dibujando o identificando con el ojo los órganos, sino sintiéndolos, observándolos, trabajándolos.
Además, permite aprender a cuidar el cuerpo para no tener los mil y un problemas que luego tenemos con la edad, a cuidarse por dentro físicamente.
Y espiritualmente también, no solamente en las emociones. En la filosofía del yoga hablamos de las infinitas posibilidades de conexión y diálogo con el gran misterio de la vida, con “el alma”, con el más allá, con lo espiritual y eso es parte de los genes de cada ser humano en el planeta y no hay cabida de ello en la escuela, y en muchas casas tampoco. Entonces hay muchos niños con un déficit de espiritualidad, “no me importa nada porque no creo nada”. Entonces, en el yoga empezamos a cuestionar eso: ¿no será que hay algo más? Y ese algo más puede tomar muchas formas. Eso es lo que nos da el yoga: mente abierta, respetar y sentir que sí puede haber y hay algo más.
Es increíble como los niños te abren el alma, el corazón cuando sienten que están siendo contenidos y escuchados, y esto es algo que por supuesto se ve en las clases de yoga con niños y adolescentes. Yo creo que además les aumenta la autoestima, les ayuda a creer en algo y creer en ellos mismos a la vez e incluso empezar a creer en la necesidad de tener un propósito en la vida. Creo que genera almas y personas más comprometidas socialmente.
¿Notas diferencias muy marcadas en distintos países?
No, creo que el ser humano es muy parecido en todas partes y sobre todo en su crecimiento con poca cultura aún, porque los niños han estado influenciados por una cultura personal familiar, pero no tanto en casos de 4 ó 5 años. Es la misma belleza en todas partes. No necesariamente hay los mismos problemas, pero casi, casi. A la hora de la verdad, corazón a corazón, yo veo las mismas cosas
¿Qué es lo más gratificante de trabajar con niños y niñas?
Lo más gratificante es haber trabajado con niños que quizás están en una situación desfavorable personalmente por su familia, socialmente o culturalmente y haberlos podido ayudar a entender y sentir en nuestras sesiones de yoga juntos que todo está bien, que ellos son realmente extraordinarios. Es esa satisfacción de que le has ayudado a un niño a encontrar y relacionarse desde su verdad, desde su potencia máxima, porque le has hecho entender que tú le has visto. Esto no tiene precio, te lo llevas contigo para siempre.
Claro que es mil veces más difícil trabajar con niños que con adultos porque estás haciendo malabares con muchas personas, porque no te siguen como un adulto, tienes que capturales, motivarles, inspirarles… Eso es un trabajo muy duro pero es gratificante. Terminas una clase y los niños quieren quedarse con la relajación, con la canción, y eso es una alegría muy grande.
¿Por qué le recomendarías a un profesor/a de yoga que se forme para ello?
Yo no le recomendaría a ningún profesor que se forme si no tiene ganas de trabajar con niños. Creo que la gente que trabaja con niños debe ser gente que se siente afín, que quiere. Somos demasiado frágiles como para que venga alguien al que no le interesa. He tenido maestros que lo buscan como salida laboral, no por un sentir de servicio hacia la Humanidad y los peques.
También, si viera en mis clases a alguien con un problema grave de la infancia que no ha resuelto sí le recomendaría hacer la formación, no necesariamente para trabajar con los niños, eso dependerá de cómo pueda sanar ese niño interior, pero sí para trabajarlo. Creo firmemente que los maestros tienen que ser impecables, tienen que haberse sanado y sanar todo el tiempo para sentarse en frente de un grupo de niños.
Muchos se sanan aún más cuando empiezan a trabajar con niños pero porque ya han hecho más de ¾ del trabajo de su sanación personal. La última parte ocurre en el aula, y es una bendición. Porque los niños son sabios y cuando ven a un profe mal muchas veces lo ayudan, y esto es genial y se lo llevan como regalo; son maestros ellos también.
Recientemente estuviste en Argentina, ¿en qué proyectos estás trabajando?
Estuve en Argentina por tercera vez en mi vida y fue un regalo. Estamos haciendo dos formaciones: una en Buenos Aires con idea de hacer más, y otra en Rosario. La de Rosario para mí es muy interesante, importante, porque quien nos ha pedido de hacer la formación es la escuela del Corazón Sagrado, la directora de primaria y el director de la escuela entera. Estamos formándolos en nuestra metodología y están contentísimos. Ellos están en transición. Es una escuela que no es laica y está interesada en las formas que da el yoga al desarrollo del ser humano.
El yoga en las escuelas nos da esto: va desde un método de escuela tradicional que se enfocaba en la mente, en el cerebro, en los conocimientos de un niño, a ayudar a crear un espacio de una educación holística donde se trate al niño como ese ser integral en el que todas sus partes (emocional, física y mental) tienen que ser atendidas.
me encanta el trabajo de Christine gracias por compartir tan bella entrevista!
hermosa entrevista voy a seguir a la autora porque es muy interesante su trabajo
Sigo el trabajo de Christine y me parece muy noble y constructivo sobre los pilares del mundo que quiero dejarles a mis hijos. Admiro profundamente su linea de pensamiento. Me gustómucho encontrarme esta entrevista en Relajemos, un sitio al que sigo hace mucho tiempo y siempre me da hermosas sorpresas. Agradecida por tanto que nos dan. Namaste 🙂
Me encantó la entrevista, lo que trasmite Christine y sus aportes, ojala se escucharan mas propuestas asi y sobre todo se lleven a la practica!!