De notas dulces y delicadas, el té blanco cautiva no sólo por su agradable sabor, sino por su potencial como infusión saludable. En esta nota te contamos todo lo que necesitas saber sobre los beneficios del té blanco y cómo prepararlo correctamente para aprovechar sus propiedades.
Orígenes del té blanco
Como ya hemos mencionado en otras oportunidades, todos los tipos de té (blanco, verde, oolong, pu-erh y negro) provienen de la planta Camellia sinensis, mejor conocida como el árbol de té, y lo que marca la diferencia entre unos tipos y otros tiene que ver con sus procesos de manufactura.
Los registros que se tienen sobre el consumo de té blanco datan de la dinastía Tang (618-907. DC). En ese entonces, se trataba de una rara y exótica bebida a la que solo tenía acceso el emperador y algunos de sus allegados. Hoy en día, el té blanco es una infusión que puede conseguirse con mucha facilidad y cuyos métodos de elaboración también se han transformado con el paso del tiempo.
Este té se procesa a partir de los brotes de la planta, cosechados principalmente en la provincia de Fujian, en China, y caracterizados por la presencia de unos finos vellos de color blanco o plateado. Dichos brotes se dejan marchitar unas horas sobre láminas de bambú y en un espacio en el que la temperatura y la humedad son controladas, para luego pasar por el secado que es la última fase del proceso, antes de ser clasificado, envasado y distribuido.
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Como los brotes se utilizan enteros y se trata de la parte más tierna de la hoja, el té blanco adquiere unas delicadas notas herbales, dulces y florales que son muy apreciadas por los entusiastas de las infusiones de alta calidad.
Algunos de los tés blancos más conocidos son: Pai Mu Tan, Sowmee y Silver Needles (aguja de plata). Este último es considerado el té blanco de más alta calidad en China.
Propiedades del Té Blanco
En términos generales, la Camellia sinensis es una planta rica en polifenoles, que son micronutrientes con actividad antioxidante, por lo que es muy beneficioso para contrarrestar los efectos de los radicales libres, causantes de activar los procesos de envejecimiento celular.
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El té blanco en particular es rico en catequinas, un grupo de polifenoles que ha demostrado ser efectivo para mejorar la salud cardiovascular. Además, tiene propiedades digestivas y antibacteriales.
Por último, en años recientes, investigadores oncológicos se han volcado a estudiar la efectividad del ECGC, otro antioxidante presente en el té blanco que podría ser eficaz en tratamientos cancerígenos. Sin embargo, los estudios continúan.
Beneficios del Té Blanco para la salud
- Ayuda a
reducir la presión sanguínea. - Reduce los niveles de colesterol “malo”.
- Mejora la función arterial.
- Sus propiedades antibacteriales ayudan a proteger el sistema inmunitario.
Es importante aclarar que si bien las propiedades de este té han sido estudiadas y comprobadas científicamente, esto no le confiere propiedades curativas ni milagrosas. El té blanco, al igual que otros tipos de té e infusiones que provienen de compuestos naturales, puede ser un aliado en procesos preventivos, pero nunca un sustituto de los tratamientos médicos convencionales.
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Cómo preparar Té Blanco
Si quieres comenzar a disfrutar de los beneficios del té blanco, es importante que manejes las temperaturas y tiempos de infusión adecuados para sacar el máximo provecho a las hebras. El agua para el té blanco debe estar a 70 grados centígrados y se infusiona durante 2 a 3 minutos. Si no tienes cómo medir la temperatura del agua, déjala hervir, apaga el fuego y luego espera de 3 a 4 minutos para que alcance la temperatura aproximada que se requiere.
Para preparar té blanco necesitas:
- 200 ml de agua (una taza)
- 2 gramos de té blanco (si no tienes cómo pesar el té, puedes usar como medida una cucharita de postre)
- Tetera o taza con infusor de té
Agrega el té dentro del infusor y ponlo dentro de la tetera o taza. Calienta el agua a 70 grados centígrados y cuando esté lista, viértela en tu tetera. Espera 3 minutos, retira el infusor y disfruta de tu infusión.
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