A medida que transitamos el Otoño, vamos sintiendo cambios en nuestro cuerpo, en nuestro estado anímico, en nuestros niveles de energía. Y es que el cambio, la impermanencia, el movimiento, son características de una estación que nos recuerda el carácter cíclico de la materia.
Nuestra autora invitada, Karen Lijterman, nos invita a buscar el equilibrio interno, usando herramientas del yoga y estableciendo rutinas para anclarnos en la estabilidad.
El dominio de Vata
Otoño es el dominio de Vata y es la razón por la que nos podemos sentir muy susceptibles a los cambios que se presentan en esta época.
Conociendo los atributos naturales de esta energía, podremos darle una buena bienvenida al cambio estacional y aprovechar toda la belleza del entorno.
Los días se van acortando. El calor ha quedado atrás. Nuestra mente y nuestro cuerpo van sintiendo estos cambios. Por lo que debemos tomar conciencia de nuestro vínculo y permanente interacción con el entorno. Las transformaciones externas, sin lugar a dudas, nos afectan interiormente. Uno de los estímulos más importantes a los que estamos expuestos son las estaciones.
Este 20 de marzo ha comenzado el otoño en el hemisferio sur.
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Si nos tomamos unos minutos para conectar con el inicio de esta nueva etapa, podremos percibir que existe una energía muy fuerte de transición, de cambio constante. Después de la preponderancia del elemento fuego, con su la luz brillante durante el verano, y de la energía desplegada hacia el exterior, el otoño nos invita a caminar de retorno hacia dentro, nos marca el inicio de un ciclo de vuelta personal hacia nosotros, de un tiempo para observar el caer de las hojas de los árboles, confirmación de impermanencia y de cíclico como características de la materia. La naturaleza comienza a despojarse de sus formas externas: crecen las raíces hacia dentro.
Todo cambio de estación nos recuerda que el ciclo vuelve a comenzar, marcando un cambio de rutinas, de alimentación, pidiéndonos que cuidemos nuestro cuerpo eliminando toxinas, fortaleciéndolo, dándole un impulso a nuestro sistema inmune.
Para el Ayurveda esta es una estación de gran importancia porque marca un tiempo de transición, de cambio, y de gran inestabilidad (visualicen el viento otoñal con su oscilación tan característica, su vaivén, a veces suave, otras fuerte). Esta energía, que se llama Vata, estará exacerbada durante este ciclo. Rige el principio del movimiento, y sus elementos son el aire y el éter.
Podemos, entonces decir que el otoño es una estación Vata, ya que ambos comparten similares características: movimiento, inestabilidad, irregularidad, ligereza, sequedad, frío. Por ello lo que necesita esta energía Vata para no perder el equilibrio, es lo que nos pide nuestro cuerpo cuando comienza el otoño: descansar más, comer y beber calentito, tener rutinas, respirar.
El Otoño nos pide estabilidad
Durante el ciclo otoñal, podremos tener cierta tendencia a comenzar muchas cosas a la vez, y difícilmente terminar alguna, por ese dinamismo, ese aire, por la inestabilidad propia del elemento.
A nivel físico, podrán manifestarse alteraciones en el sueño y en el proceso digestivo (gases, constipación), alergias, enfermedades que afectan al aparato respiratorio (asma, rinitis, catarros, enfriamiento), lesiones musculares como contracturas pueden ser en esta época más intensas debido al cambio de la temperatura.
A nivel mental, cuando hay un exceso de Vata, el movimiento no se detiene, y menos aún se detendrá en la mente: play al murmullo mental incesante que nos genera estrés, ansiedad, cambios de humor, intranquilidad, preocupación y agitación y sobre todo nos aleja del presente.
Un principio del Ayurveda sostiene que: “lo similar aumenta lo similar”, entonces, al ser las cualidades del otoño similares a las cualidades de Vata, para mantener el equilibrio interno, tenemos que incorporar en nuestra vida lo que Vata no tiene, sus cualidades opuestas. Por ejemplo, si Vata se caracteriza por la inestabilidad y la volatilidad, tendremos que conformar y sostener rutinas que nos hagan estar presentes con los pies bien anclados en la tierra.
Consejos desde la práctica de Yoga para equilibrar nuestro aire interno
A través del Yoga, ampliamos nuestro conocimiento interior, y nos ayuda a detectar esos cambios y a aceptarlos.
- Organizar dentro de nuestra rutina el espacio necesario para la práctica de Yoga será indispensable para enraizar y estar equilibrados durante esta estación. Recuerden que estará en el “aire” la energía tendiente a desequilibrarnos, ante los estímulos del entorno, nos contraemos, apretamos, nos contracturamos, y nuestra columna y articulaciones lo sentirán fácilmente. Necesitaremos profundizar sobre nuestra respiración, ya que ayudará a prepararnos para la introspección a la que nos lleva el otoño.
- Es una temporada para dedicarle tiempo a los procesos creativos, al canto de mantras, a la pintura, la danza.
- Sostener horarios fijos para las comidas favorecerá evitar problemas digestivos frecuentes en esta época: gases y estreñimiento.
- Es indispensable la meditación, actividades tranquilas, relajación, paseos, escuchar música, descanso, mucha calma, para no agotar la energía física y mental en esfuerzos excesivos.
Gracias por los consejos! Serán puestos en practica.
Que buena orientación para el otoño… muchas gracias… ❤️
Me encanto! Vamos por la estabilidad en este otoño!