La diferencia entre la práctica de Yoga y cualquier otra actividad que involucre el movimiento del cuerpo es que su foco no es solamente el bienestar físico, sino también generar intencionalmente un impacto sobre la actividad mental y emocional.
El Yoga es una disciplina a través de la cual buscamos transformarnos. Desde las posturas, pasando por los ejercicios que involucran las respiración hasta el dominio de la meditación, la premisa es la misma: poner la atención a lo que sucede con nuestro cuerpo y sus procesos biológicos, la incidencia que tiene sobre nuestros pensamientos y también sobre nuestras emociones.
Si establecemos que el foco de las diversas técnicas de Yoga es este desarrollo integral interno entenderemos la importancia de mantenernos conscientes al momento de realizar nuestra práctica.
En este sentido en Yoga Integral le damos importancia al espacio donde se realiza la clase. Pero, ¿por qué es tan trascendente?
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La importancia del espacio de yoga
La importancia del lugar está dada por la influencia que los estímulos del ambiente tienen sobre nuestras reacciones. Tanto la neurociencia como la filosofía del Yoga nos hablan de la existencia de órganos a través de los cuales captamos la información del entorno.
El Yoga sostiene la existencia de 5 Jnana Indriyas o sentidos que nos permiten conocer lo que nos rodea. Éstos corresponden a lo que la neurociencia ha definido como sistemas sensoriales, es decir: el oído, el olfato, el gusto, el tacto y la vista.
Los Jnana Indriyas están conectados a una de las funciones de la Mente llamada Manas, aquella capacidad de recopilar la información que recibimos del lugar y actividad que estamos realizando y transformarla en una sensación.
Dichas sensaciones, llamadas en Yoga Samskaras, pasarán a Buddhi, otra función de la Mente que se encarga de razonar y/o valorar esta información para dar paso a una acción.
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Esta explicación es la misma que la Neurociencia ha dado al funcionamiento de los sentidos: dado que los sistemas sensoriales son parte del sistema nervioso es que están conectados al cerebro, el gran comandante de las reacciones.
Sabemos entonces que cada estímulo que recibimos provoca una reacción en nuestro sistema nervioso, es así que un ruido estruendoso, un repentino cambio de temperatura, la iluminación potente o un olor que nos desagrade nos puede poner alerta, desviar nuestra atención y transformar la experiencia que estamos viviendo en algo no grato.
Lo que sucede a nuestro alrededor influye en nuestra capacidad de poner atención sobre algo y en cuán agradable será la experiencia.
Si lo que buscamos durante la práctica de Yoga es hacernos conscientes de nosotros mismos, entonces debemos darle importancia al lugar donde estamos, qué sonidos percibimos, qué aromas nos rodean, cómo es la iluminación y la temperatura.
Lo que les planteo aquí es que mantener a los Jnana Indriyas o sistemas sensoriales siendo estimulados de forma agradable nos va a ayudar a que nuestra práctica sea más provechosa.
Recomendaciones
Temperatura
Mantener el espacio de yoga a una temperatura agradable entre 24 y 26°C, evitando el frío y el excesivo calor. Obviamente que en este punto no hago referencia a los estilos de práctica tipo “Hot” cuyo rasgo distintivo es, justamente, la alta temperatura a la que se realiza la clase.
Iluminación
Mantener una iluminación tenue que nos permita observar qué o quiénes nos rodean pero sin poner el foco en ellos. Instintivamente nos sentimos atraídos a la luz así que una iluminación muy intensa del salón no va a contribuir a la experimentación de nuestros procesos internos.
Aromatización
Usar algún tipo de incienso o esencia suave. Si bien el incienso es tradicionalmente el producto que se usa en las clases de Yoga a veces el humo puede provocar molestias al respirar. Siendo la respiración una de las principales herramientas en la práctica para inducir a la calma de la mente, llenar de energía al cuerpo y profundizar la práctica de posturas o meditación no se puede afectar su desarrollo.
Se debe tener en cuenta además que los aromas demasiado intensos pueden provocar una sobre estimulación de este Jnana Indriya y provocar que la atención se dirija más a éste que a la propia práctica.
Sonido
Hay dos posturas principales respecto al uso de música o sonidos durante la práctica. Una dice que se debe hacer en total silencio para propiciar la concentración en lo que estamos haciendo; la otra sostiene que los estímulos sonoros nos pueden inducir a estados de calma y tranquilidad propiciando el goce de lo que estamos haciendo.
En este punto hay que tomar en cuenta el entorno del lugar donde estamos practicando y si efectivamente nos permite disfrutar del silencio o de los sonidos naturales. Si no es así mi recomendación es usar música acorde al ritmo de la práctica. Si la práctica es suave priorizar los sonidos lentos y graves; si la práctica es dinámica usar sonidos de percusión. Hay miles de opciones de música diseñada para estos fines en Internet.
No se debe usar por ningún motivo canciones que no estén relacionadas a la práctica o con letras que induzcan a estados de ánimo determinados. Solo es recomendable usar mantras ya que sus letras, además de estar en sánscrito, fueron creadas para vibrar de cierta forma y contribuir a los mismos fines que las otras técnicas de Yoga.
También se recomienda evitar sonidos agudos o estridentes, pues además de sobre estimular ese Jnana Indriya como en el caso de los aromas fuertes, están relacionados con la sensación de alerta o peligro.
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La estimulación de los sistemas sensoriales o sentidos debe ser entonces como todo en Yoga: un balance. Lo justo para mantenerlos ocupados pero sin desviar la atención hacia uno en particular o hacia el exterior.
La experiencia transformadora en Yoga es hacia el interior de uno mismo conociendo, destrabando, liberando, armonizando. En un mundo que nos llama en todo momento hacia afuera darnos 60 minutos de absoluta conexión con nosotros mismos es un deber invaluable e intransable.
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Todos los espacios de yoga deberían leer estas recomendaciones para ambientar mejor y activar mejor los sentidso! Fui a 3 salones distintos, el primero era tan feo que me alejó del yogapor 3 años. Después probé otro muy lindo, donde hice practica por muchotiempo, pero recientemente conocí el más bello lugar donde he estado, en el que las clases de yoga son realmente divinas y se despieran todos los sentidos al punto que durante las asanas uno se siente como volando, levitando, una sensación muy placentera.. Así que todos los profes de yoga pilas y a poner lindos los salones!!
Muy lindo articulo! Me encantó y es muy útil para mi, pienso que igual que la música podemos elegir los aceites, inciensos, es decir, que los olores sean coherentes con nuestra práctica, si queremos relajarnos buscar lavanda por ejemplo, estimularnos Canela, etc.
Buenos días!!! Me encantan todos los artículos, son estupendos, gracias por estar
Gracias, Gracias, Gracias!
Gracias por los consejos, muuy ciertos, voy a tratar de aplicarlos a mi sala de clases, esty comenzando como profe y se que debo mejorar mi propuesta para retener a mis alumnos, y a veces uno se olvida del espacio como cuidarlo como ambientarlo para que el alumno se sienta cómodo al practicar
Muy buen aporte para mí formación como instructora y practicante. Gracias!! Namasté ????
Si entiendo por experiencia propia desde alumna y ahora profe que los estímulos externos son muy importantes a la hora de la práctica
Muchas gracias x los típs
Andrea