Un día de hace muchos años, por un pico de estrés y por consejo médico, fui casi obligada a mi primer clase de Yoga. Llevaba por entonces una vida agitada, con un trabajo full time y una familia en crecimiento. Tomé la clase convencida de que “sólo sería para superar el momento que estaba atravesando y de que ESO no era para mí”.
“La vida nos regala cosas todo el tiempo…está en nosotros tomarlas o dejarlas pasar…”
Asistí a mi segunda clase y, al finalizar, me acerqué a quien sería después mi maestro y le conté que sentía un profundo dolor en mi cuello. Me contestó: “estás empezando a romper tu coraza”, y se fue…
Aún sin comprender qué trataba de decirme, abracé ese camino que la vida me estaba mostrando, regalando, y ya nunca más quise dejarlo…
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Tomé clases de Yoga y Chi Kung Bioenergético durante varios años hasta que decidí que quería ir un poco más allá y cursé primero el profesorado de Yoga y despúes, el de Chi Kung.
Abrazar el camino del Yoga es abrazar una filosofía milenaria que integra cuerpo, mente y espíritu y que se manifiesta en cada acto de nuestra vida.
Con el tiempo entendí de qué coraza me hablaba mi maestro. En Yoga Bioenergético (Yoga Bio, como suelo llamarlo), hablamos de “Coraza bioenergética” y es ese escudo de tensión, contracturas y rigidez que vamos construyendo a lo largo de la vida, con el estrés, las obligaciones y “el deber ser” de la vida cotidiana.
Construímos esta coraza durante mucho tiempo, sin poder sentir el cuerpo, ni las emociones, tratando de parecer algo que no somos y, cuando por fin decidimos empezar a romperla, duele… Duele el cuerpo, al disolver las contracturas, y las emociones empiezan a salir. Por eso a veces surge la tristeza, el dolor, el llanto como también la risa y la alegría. Pero, una vez que logramos liberarnos de esta coraza que nos mantiene encerrados, nos sentimos mucho mejor, más livianos, más felices y logramos ser nosotros mismos.
De qué se trata el Yoga bioenergético
El Yoga Bioenergético es un estilo de Yoga diferente (como muy bien lo define una de mis queridas alumnas) que combina la práctica milenaria de la India con técnicas de la Bioenergética del Dr. Alexander Lowen y que, en mi caso particular, combino con algunos elementos del Chi Kung.
Los elementos que aporta la Bioenergética apuntan a disolver contracturas, a aliviar el estrés y a “volver a disfrutar del placer de estar vivo y ser quienes realmente somos”.
Si bien, obviamente la base de mis clases son las posturas del Yoga tradicional, comparto con mis alumnas un espacio de aprendizaje mutuo, de intercambio, de crecimiento personal y de autoconocimiento que se vuelve muy ameno con la incorporación de elementos tales como pelotas, pelotitas, bastones y cañitas de bambú.
Por otra parte, del Chi Kung, nacido de la sabiduría china y que utiliza los mismos principios de la acupuntura para lograr iguales resultados, tomo sus movimientos suaves, su respiración profunda y esa forma sutil pero intensa de sentir la energía vital que llevamos dentro. El Chi Kung nos vuelve flexibles, vitales, sanos y nos da una profunda paz interior.
¿En qué consiste una clase de yoga bioenergético?
Mi objetivo principal es lograr que mis alumnos puedan descubrir en la clase el placer de sentir el cuerpo, expresar las emociones y aquietar la mente; y principalmente que después puedan volcar todo eso en su vida de todos los días. Que cada uno pueda descubrir cuáles son su debilidades y fortalezas, cuáles son las posturas y respiraciones que mejor les hacen, cuál es la técnica de meditación que más los conecta con su ser más profundo. Es por esto que cada una de mis clases es distinta a la anterior, para enseñarles diferentes técnicas y para ayudarlos a recorrer este camino de búsqueda interior.
Para soltar el ritmo y las preocupaciones y empezar a enfocarnos, siempre comenzamos la clase con algún pranayama (técnica de respiración).
Recorremos secuencias más intensas de tonificación y/o elongación, y le damos mucha importancia a la relajación y a la disolución de contracturas.
En Yoga Bio utilizamos técnicas de percusión y automasaje para lograr estos objetivos. Las cañitas de bambú nos sirven para hacer percusión sobre los músculos en ciertas zonas del cuerpo a fin de aumentar la circulación y el calor para poder después aflojar y elongar.
Utilizamos también técnicas de percusión para aumentar la densidad ósea, por ejemplo con la llamada “danza india” del Chi Kung, una especie de golpe que damos sobre la tierra alternado uno y otro pie que nos permite comenzar un trabajo de profundo enraizamiento.
Otro objetivo de la percusión que aplicamos, por ejemplo, en piernas y brazos es desbloquear los canales por donde circula la energía y desprender las toxinas.
Las pelotas y pelotitas las usamos en gran parte de la clase y ésos son los momentos más esperados por los alumnos. Es un momento de gran placer, pero también de gran autoconocimiento. Es ahí cuando más desarrollamos nuestra conciencia corporal. Cuando presionamos suavemente las distintas partes del cuerpo sobre las pelotitas (pies, glúteos, cadera, zona dorsal), nos vamos dando cuenta de cuánta tensión tenemos y en qué parte del cuerpo la acumulamos. Y, como yo digo, “también es el momento de hacerse cargo de eso que nos está diciendo el cuerpo”. Es el momento en el que sentimos el cuerpo con gran intensidad, ¡entonces la mente deja de pensar para darle lugar a las sensaciones!
Con la ayuda de la pelota, tomamos conciencia de la curva cervical, abrimos el pecho, relajamos los hombros y trabajamos una respiración súper profunda. Nos sirve para masajear la zona lumbar y trabajar la espalda y la musculatura abdominal con gran suavidad y sin requerir ningún esfuerzo sobre la columna.
Los bastones de bambú, por su parte, nos permiten trabajar la postura y conectarnos con la sensación de vacío que hay en ellos.
Cuando recién empezamos a disolver nuestra coraza y apoyamos y relajamos el cuerpo sobre un elemento, el cuerpo duele, molesta, pero en realidad lo que molesta es la coraza y el elemento nos ayuda a liberarnos de ella. Cuando retiramos los elementos (bastón de bambú, cañita, pelota o pelotita), los músculos se relajan y el cuerpo percibe un gran alivio, redescubre el placer de estar libre de contracturas que es en realidad nuestro estado natural.
Después de todo este trabajo, es de vital importancia dedicarle un espacio a una buena relajación. Es ahí donde en cada clase, experimentamos distintas técnicas de meditación para que cada uno descubra si se siente más cómodo visualizando, repitiendo un mantra o anclando la conciencia en su cuerpo y su respiración. Es el momento en el cual la mente deja de pensar y nos lleva a nuestro lugar ideal, ése en donde los sentimientos fluyen libremente, donde siempre hay calma, ese lugar que SIEMPRE encontramos dentro nuestro.
¡Shanti!
Maravilloso …recien haciendome consciente del poder de la bioenergía y el universo trajo tu pagina ante mí
Que artículo más bello Mery! Tus clases son muy especiales como vos! Feliz de ser tu alumna ! Gracias
Felicitaciones!! Que simple, claro y profundo lo que has escrito. Desde San Luis, mis mejores deseos de Bienestar. Abrazo de corazón!
María del Carmen, gracias … Encuentro su artículo muy interesante … Entendí que esta forma de meditación brinda grandes beneficios para el cuerpo y la mente … gracias de nuevo … ¡Felicidades y mis mejores deseos por la continuación de su enseñanza! !!
Hola ayer copie parte de este relato muy interesante por lo cual me vi reflejada , lo qie senti y vivi del yoga , gracias por compartir
Tratar al espíritu para tratar el cuerpo es algo que siempre me ha fascinado, sus explicaciones son muy claras y exhaustivas.
En serio digo que me gustaría acercarme a esta disciplina.
Un gran abrazo para quien eres. Con profundo cariño, Marilù.
Tuve dicha de tomar algunas clases con esta gran profesora y mejor ser humano, si viviera en la zona sin dudarlo sería mi profe, siempre busco, y no encuentro otra profe q me enseñe a abrazar el yoga … Gracias!!!
Excelente Mary te felicito y ya estoy pensando en arrancar tenés alguien para recomendar q de por San Isidro , Martínez, me hablaron del yoga para hombres y deportivo. Beso grande.